Un Terminal de punto de venta (TPV), al ser un dispositivo digital, está compuesto por un hardware y un software. Ello le permite ir un paso más allá que las antiguas cajas registradoras.
Gracias a su tecnología facilitan el uso de dinero plástico (tarjetas) en cualquier establecimiento comercial. Ello hace las ventas rápidas y muy seguras.
Un TPV es fundamentalmente un equipo, ordenador, PC o Mac. Por ello, está integrado por una unidad central de procesamiento (CPU), una pantalla y un teclado.
Además, dispone de otros accesorios, tales como: Un cajón monedero, una impresora, un datáfono o pasatarjetas, y un lector de código de barras. Esto permite identificar el producto, realizar el cobro e imprimir la factura.
En términos de estructura puede ser compacto o modular, pero su funcionamiento es el mismo, incluso disponiendo de software diferente.
Dependiendo de la potencia de desarrollo del software, las funciones pueden variar y configurarse a solicitud del usuario.
Comúnmente se suele confundir el TPV con el datáfono, pero no es más que un error que se debe aclarar.
Las diferencias entre ambos son:
Una vez que el cliente ha tomado el producto y se acerca al TPV para su pago, el proceso es el siguiente:
El software especializado permite controlar la actividad de un TPV, llevando un registro de todas las transacciones realizadas.
De esa forma, facilita no sólo la comunicación entre los diferentes dispositivos de manera coordinada, sino que se encarga de los registros contables e inventario.
Adicionalmente, facilita la elaboración de facturas y almacenará información valiosa sobre los clientes para efectos de marketing y acciones de fidelización de clientes.
Este software puede ser a medida o configurable para la compañía, según las exigencias de ley
O también, puede estar predefinido como una versión comercial que ya cumple todas las funciones básicas requeridas.